No hay un escritor, pintor o un dibujante
sólo el polvo de este patio acumulándose
en la tierra, la parra y el aire
¿dónde la palabra refundando otras ciudades?
¿dónde los pinceles, los cuadernos, algunos lápices?
las bastas horas de la tarde deshaciéndose
o alguna voz distante, un ruido de follaje
al descampado
nada resta salvo una figura en el viento
con el cabello suelto de las estaciones
pasando de largo
en la quebrada donde el sol anaranjado
se guarece, como una sombra verde
no hay una palabra o un perfume,
sólo el vozarrón hiriente
del motor de una avioneta en lo alto.
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