Tengo que pasearme nuestras calles
o ver el mar por mucho más tiempo
oír la voz, aterrizar los estropicios
organizar la expedición y desembarcarme
sacar a pasear al perro
observar de reojo nuevamente el mar
salir y dar una vuelta a la cuadra
no importa cuántas veces me lo diga
la luz del sol es maravillosa
la luz del verde atravesando aquella parra
destrozada en mil pequeños pedazos diferentes
junto a la perra que se vuelve loca
y que apenas me ve.
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