Redactar
es hacer un mísero servicio
a aquella larga parentela de personas
que hacen fila
hacia el principio de la muerte
como una lista,
en un salón de clases
darse a conocer,
un pálido ejercicio,
similar al de mostrar los dientes
y exhibirse,
dentro de ese pulcro escándalo
que es la escritura
haga su escritura
como se abre un tarro
de sardinas, de jurel
¿qué importa?
el punto es que
haga su escritura, sencilla
de partida,
nunca participe
de consejos de otros
ni de voces curvilíneas.
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