He de introducirme yo en tu cara y habitarte así x siempre
y mala suerte
aquí me quedo
sinceramente tuyo
rostro equilibrado y mío
aquí te pierdes,
partícula de ceja
partícula y cabellos,
eternamente,
a no olvidarse del detalle
que he de mordisquear cada centímetro
cobarde, centrípeto,
he de acorazarme a ti
yo debo,
con denuedo
inoperancia, frugalidad, amarte
padecer en tus pupilas, fosas nasales
razonablemente hacerme el loco,
intoxicarme en los meandros de tu linaje
pulirte,
recoveco a recoveco
palidecerte, una y otra vez más blanca, y otra
haya o no comprometido el olvidarte,
sea o no mi disparate en falta,
una vergüenza pero ya, sin nombre,
yo y aquí y un yo y un ápice,
por lo innombrable
entonces, como que le amo y fíjese
presto mi atención al reescribirle
niego mi presteza al olvidarle
tras de ineptos raptos, largos años
a duras penas sí que logro
apenas el reconocerme y con sorpresa.
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