Un poeta con rollos por Dios,
no es un poeta
(se oyen dos chiflidos en la calle)
-el primero, y el segundo-
un cocinero es aprehendido
en la puerta de su inmueble
nacen dos laureles
en la acera de enfrente
una paloma zozobra
en el brazo del escribiente, le dice cosas
cuatro venas nuevas,
aparecen ahí como nenúfares
piernas en lugar de cabellera
y ojos, en vez de uñas
luces al abrir y al cerrar las puertas,
fuertes e insistentes dolores estomacales
un rompehielos se vara entonces
y una epístola es quemada entre sus manos
una mujer desde el sur, captura una mariposa,
y de su anillo, se desprenden dos dedos.
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