No me muero de la risa
ni en los incendios
ni en las palizas de los diarios
con sus terribles secretos
no tengo mucha prisa
pero debo hacerlo todo de nuevo
la mañana es la que sale corriendo por la ventana
cuando cierro nuestra puerta giratoria sólo un poco
y hace como que me divisa,
pero se me aleja por el cuello
como aquel vapor oscuro que desprende el horno
en esta jornada de neblinas,
con los cerros atrapados por los cerros
o como la ropa interior tendida
deshumedeciéndose a chorros frente al anafe.
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