El olor a naranjas llenaba por completo el ambiente.
Cerraba los ojos mientras disfrutaba cada trozo de aquella fruta jugosa y deliciosa.
Cerraba los ojos mientras disfrutaba cada trozo de aquella fruta jugosa y deliciosa.
Gozaba pensando en el movimiento y el viaje por aquellos parajes, que le llevaban a planificaciones de encuentros futuros.
Era feliz, porque el estaba ahí, aunque no físicamente.
Frente a ella se tropezaban el camino y los verdes cerros, que majestuosos muestran los juveniles brotes, antes arrebatados por el invierno.
El sol estaba calentito, el cielo azul celeste lleno de motitas asomadas tímidamente.
Las golondrinas aparecían de la nada, entre las torcazas que juegan coquetas, el juego del amor.
Cualquiera pensaría que el invierno ya se fue.
Las golondrinas aparecían de la nada, entre las torcazas que juegan coquetas, el juego del amor.
Cualquiera pensaría que el invierno ya se fue.
Cerraba los ojos y las pesadillas no aparecían en frente de ella.
Las imágenes de animales mutilados se retiraron a su tumba de agua y sal, agua y sal tantas noches derramada.
Las imágenes de animales mutilados se retiraron a su tumba de agua y sal, agua y sal tantas noches derramada.
Sus pensamientos se llenaban de las notas del amor.
Las fluctuaciones y entonaciones de la voz que aun resonaba en sus oídos, tenían un efecto alborozado.
Las fluctuaciones y entonaciones de la voz que aun resonaba en sus oídos, tenían un efecto alborozado.
Pienso en ti y me recuerdas el olor de las naranjas
Hoy su teléfono sonaba y lo contestaba alegre, con las manos fragantes a naranja.
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