Todo lo que el hombre posee,
es su palabra
basta ya de meternos
las manos completas
en las narices
basta de esas cuchufletas
aviones caídos,
barcos a media vela,
incendios de frío
la cosa es clara
tamos o no tamos
si tamos, tamos,
sino, joder
¡qué elucubrante espera!
la paciencia es una secta,
un picaporte de mierda
que hay que aprender a girar
la espera, descansa
sobre una cama de buriles
y debo hacerme el fuerte,
el comedido,
el que no derrama la sal
debo necesariamente
volarme los sesos,
día por medio
escribir sí, no declamar,
como dijera Lihn:
ajusticiar a algunos (cariacontecidos) lectores.
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