Pondré ese nombre en alto,
o justo en medio
de toda esa mentira
medio entre pútrida
y luciferina
que se hace
besos de arrumacos,
ditirambos
de jodidas
como
hediondas cofradías,
que ensalzando
a los pudientes,
dictan maravillas,
o como esos retretes,
nada que ver.
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