Por cada segundo que pasas ahí
Ya nada tengo que ver contigo
No practico ahí en tus fauces,
Ni me destrozo en la presencia de tu lengua,
No hago tal con ir a verte,
No te enciendo mis velas ni mis ruegos,
No te encuentro en mis callados sueños,
Ni en las más horrendas pesadillas
No hago abdominales en tu nombre,
Tu voz no me transmite sino muerte,
Tu esperanza ahora me importa un bledo,
Tu y tus señuelos hoy me son indiferentes,
Tu ternura se me duerme en paños fríos
Tu piel se escapa de las manos de mis ojos,
Y ese aroma antes indeleble, ya no huele,
Tu sabor acaramelado, me indigesta,
Tu presencia no me da ni para espíritu,
Tu memoria sufre del alzheimer de los tiempos
Ninguna relación,
Ni en lo más mínimo,
No hay un brote
Ni un suspiro,
Un abrazo sencillo
Un gesto amable,
Toque de trompeta, redobles, silbidos
Ninguno llama al otro, a media noche
Al acostarse no hay latidos,
Al levantarse no se te recuerda,
A la hora de la ducha no te bañas conmigo,
Ni al desayuno te encuentro en mi mesa,
No untas mi pan, ni me alcanzas la tetera,
No me escuchas,
No conversas,
No salimos juntos a la calle
No nos subimos a la misma micro,
Ni hago tal, de pagarte el pasaje,
No nos sentamos uno al lado del otro,
Ni me quedo ni te espero en el pasillo,
No procuro hablarte ni te miro,
No rozo pero, ni casualmente tu cuerpo,
Al bajarme del transporte no te pillo,
Nunca sé muy bien a dónde llegas,
Mis caminos ya parecen los de otros.
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