Deja que te eleve a los altares
de mi propia equivocación,
un día cualquiera
sobre un jardín evanescente
que te abrase en mi presencia,
un día cálido, en felicidad extrema
permite que te bese en todas partes,
c/ singular ferocidad, como animales
o déjame del todo
como nunca deba abandonarte
y yo perezca, en regla,
por tu fragilidad apenas por un día.
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