Tú que sabes y que lees estos mensajes no fingidos,
mi consulta:
¿dónde habita aquel sentido?
¿aquel dolor primero?
¿dónde aquellos besos tan ligeros, mínimos?
¿el desastre de callarse estos sonidos?
¿la preciosa lucidez de aquellos sueños?
¿el triste sol, de mis lunáticos anhelos?
¿la divisa más tierna, dentro de tu cuerpo?
yo que me hago parte del mensaje
tengo claro lo perdido,
y lo ganado en todas partes
me arrebata al sinsentido
y lo tengo que escribir,
y redactarlo en cirílico
debo ponerlo por escrito,
quizá pintarlo
quizá advertirlo,
quizá salir del cascaron de los olvidos
permanecer en tu silencio
al frente y escondido,
o en los demás ausente
y confundido
crujir de vez en cuando,
como un madero herido
como una cruz sin sangre,
como un recado paralítico
tú
que desconoces lo que escribo,
no me pesques solo vete,
acompañada de mi mano
siempre coludido,
siempre contigo,
pero siempre.
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