Añoro esos patios húmedos del cerro,
de esa casa de techo muy alto,
con esas ventanas que se extraviaban allá arriba,
esos dinteles de puertas, inabarcables
a la mirada de un mocoso sencillo
añoro aquellas calles al atardecer
con sus aceras llenándose de pasto
y esas señoras con sus bolsos de mantel
arrancándoseles el cilantro desde dentro
echo de menos a
la hermana chica de
o al Marcelo con sus muchos juguetes
desparramados, al pie de la escalera
extraño ver caer la noche
en el centro de ese patio de la infancia,
bajo esa techumbre de plástico verde,
con los gatos jugueteando bajo una cama
a veces tengo sueños con estos lugares,
a veces no siempre, pero los recuerdo,
muy entrañablemente
como si en la calma de la noche
una crecida del destino misteriosa
y silenciosamente, me los arrebatara.
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