Hoy
por estos días,
ya no quiero conocerte
ya no quiero
sobrellevar
tu prisa,
tú bostezo
ni esas sandalias
de cemento
o esas caricias
ni el desencuentro
en la perfidia
de esos besos
ni la pereza en
todo momento
en definitiva
me deshago
de tus huesos,
dentro
de sus pulcras tarjetitas,
azules
que los guarden
otros de trofeo
no me jodas con el cuento
de esa blanca timidez
de estafador confeso
de rodillas.
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