Anhelo rozar tu rostro
y descubrir ese perfume
y ver tus ojos
y verme en ellos
y estar en tu cabello
y trenzar mis dedos en él
y estrechar tu cintura
y aferrarme con todo a ti,
anhelo aquella copa de whisky
en plaza Baquedano,
y ese deambular por la ciudad
al atardecer,
anhelo aquella larga conversa,
entre los dos
un tanto confundidos,
y esa cerveza helada
derramada inútilmente a mi costado,
anhelo aquellas frases breves
mientras te besaba,
como un desconocido
que abandonaba muy despacio la ciudad.
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