Hay que redactar en fiesta
y escribir sin prisa,
y algunas veces, sin revisar
y ser auténticos y a la vez
finos copistas del siglo de oro
hay que hacer esto y lo otro,
y empujar aquí, y zarandear allá
tomar el viento entre las manos,
desconfiar del amaneramiento, petulante
del que solloza o del que se escarba en la nariz,
o del que tiene en su sillín, un pasatiempo oscuro
o del que eructa en el silencio de la noche
sin que se le descorra el rimel
de aquel que hace alarde,
de su farmacopea celeste
huidiza pero estéril, ubicua pero exánime
pero UD mujer, escriba o haga tiburones
y llénese del aire adolescente
y corra cerro arriba
y desempolve del cemento aquellas calles
de su tranquilidad y exaltación marmórea.
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