Juegas de mañana a que resuelves levantarte,
y vas al baño anestesiada del semblante
y te despiertas al espejo c/ preguntas de otras voces
y el alumbrado aún parpadea, contra las paredes,
una que otra duda sobrevuela tu mirada entonces
-pero nunca más veloz que aquellos miedos-
y estás al pie de esta ciudad de cementerios
cuando la felicidad que a veces te rodea,
lleva por casualidad y a ratos mi pronombre
y en medio de un jardín oscurecido o una avenida
miras hacia el cielo equivocada, y añoras verme.
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