Te oigo al celular en el sillón oscuro del living
conversando, ya pasadas las once de la noche
y te escucho hablar acerca de tu día
y te respondo de cómo estuvo el mío
decimos que nos extrañamos mutuamente
mientras que tu voz cambia de improviso
y decides grabarme para llevarme contigo
y mis viejos allá arriba y tú aburrida de dormir sola
o que vas a dejarme por un tiempo, pero luego luego regresas
o que has planeado secuestrarme por un largo, largo tiempo
dices
que el verdor de los árboles y ese cielo azul, celeste,
o aquellas extensas plantaciones donde el viento planea
o la plaza del pueblo, donde sueles sentarte a llamarme
pienso en todo eso cuando me hablas,
y tu cuerpo desnudo se acomoda entre las sábanas tibias
como una olorosa promesa.
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