lunes, marzo 17, 2008

Exagerando

Ayer vi como agonizaba el amor.

Me enviaron por un sendero sin rumbo, desde aquel bosque abrigado que era el querer tranquilo, directo a un gran desierto blanco.

Cuando caminaba por las calles de aquella ciudad innombrable, penetró en mi corazón el frió de las no respuestas, reclamadas por un teléfono que nunca sonó.
El veneno, me demandaba la sangre que se helaba en un mar blanco y frío, mientras las parcas rondaban mis sabanas.

Vi agonizar el amor, cuando paseaba por las calles sin abrazos, con la falta de esos brazos, últimamente tan vacíos, como el sentimiento.

Yo le vi desfallecer, cuando indicabas con tu boca lo exagerado de aquel llanto, de un corazón tendido en una mano, roñoso por la espera. Cuando sabía que estabas lejos y muy ausente.

Yo le vi agonizante, cuando el sueño te vencía, cuando nada te importaba, cuando decidía nunca más ser ridícula en esperas eternas de mejores tiempos que nunca llegaran.

Le veré morir, porque aquí, el tiempo cálido no existe, como no existen las llamadas, y solo están la falta de ternura en tus respuestas y el correo ausente.

Debo borrar todo el camino antes trazado, no dejar huellas, ni una pista que me permita volver.
El único mapa que quedaba tatuado en mi corazón, fue arrancado de cuajo, y pisoteado por tu despreocupación.

Te veré morir, veré morir a mi amor, cuando paseando por la calle, pueda mirar a otro, sin pensar en ti

domingo, marzo 09, 2008

No Existes...


…ningún poema tiene un efecto
si antes, no lo consideras tú…

Esa mañana, no deseaba nada.
El café sobre la mesita del velador se enfriaba, mientras su olor dejaba la habitación vacía con tintes de soledad triste.
Tampoco se levantaría, tenia su notebook sobre las piernas y aun permanecía en pijama.
Era una mañana de recuerdos no muy dulces.
Normalmente viajaba a través de las distintas paginas Web, observando como se comportaban aquellos que conocía, observando sus alter ego.
La mala memoria le había jugado una mala pasada en los últimos meses, pero ahí estaban todas las manifestaciones, la de los amantes y los estudiantes aventajados, que descubrían el idioma del amor, descrito hábilmente como si fuese una lectura en braile, aquellas palabras que eran solo manifestación de un manoseo en la plaza adornado de poesía.
Por que torturarse con estos escritos se preguntaba, eran como terapia de enfermo que se quiere sanar.
Observaba como el día luminoso se oscurecía de nubes por la ventana
A ella nunca le habían escrito nada, a ella nunca le dibujaron, de ella no hablaba nadie, no era una cajita musical, tampoco enfermera de artes, ni la Beatrice.
Ella no producía nada, ni un impulso eléctrico, sin mensajes al celular, no la pensaban al desayuno, no recorrían los parques buscándole, no la olían, no la sentían, no la añoraban.
Cuanto no daría por ser un chocolatito derritiéndose entre sus piernas, o ser una simple oreja de fiera en fotografía. Ella no era nada y sentirlo de ese modo, carcomía su espíritu.
Ella era la que se toma y se deja, la incondicional siempre disponible, aquella por la que no hay que temer que se vaya, por que es fiel y testaruda.
Mientras sobeteaba su café, pensaba en todas esas cosas e intentaba eliminarlas con los otros recuerdos, esos buenos que podrían salvarla.
Pero era obstinada, tomaba su cuarta taza de café amargo, le temblaban las manos mientras encendía su primer cigarrillo de la mañana. No había podido dormir, los demonios le atormentaban.
Sus celos y rencillas de niña se venían a la mente entre septiembre y flores, cuando creía sentirse amada, cuando en realidad era solo un recurso literario mas, una manifestación de amores a otras que pululaban por el mundo de la red.
Su espíritu desaparecía amargo de lágrimas que se escapaban.
Ahí estaba el uno el otro y el tercero que le prometían amores eternos, mientras que el único a quien entregaba todo su ser, coqueteaba en alter egos artísticos.
¿Todo lo vivido de que servía para ese entonces?.
El café ya estaba frió cuando tomo el último sorbo. Los dedos caminantes sobre su espalda habían dejado de hurguetear su columna rota.
Era una lisiada del amor discapacitada, sin sabor.
Recibió una llamada alegre, el celular nuevamente sonaba, pero su corazón ya no latía, escuchaba al otro lado aquella voz varonil, sin emoción.
A medida que las palabras llegaban a sus oídos desde el otro lado del auricular, sentía como los dedos de sus pies no respondían, tampoco sentía sus piernas, y con desesperación descubrió como sus miembros se hundían e iban fundiendo con sus sabanas. Se esfumaba del todo, ya no comía, bebía, dormía ni nada.
Hoy el café se enfría, ella ya no existe, fue solo un presencia mas, alguien de quien ni siquiera tengo certeza, algún día se escribirá.
Nadie la recuerda, su notebook es lo único que queda sobre su cama.

sábado, marzo 08, 2008

jueves, marzo 06, 2008

Trabajos plásticos.

Acrílico sobre tabla, plumilla y tinta parda, pintura mural y témpera sobre papel.






Pinturas.

Óleo sobre tabla y mural.





miércoles, marzo 05, 2008

Melancolía


En un día hermoso e iluminado, me puedo sentir disonante.

Volando por el borde costero, liviano y sin cansancio, el gran soldador celeste nos prepara alegría, fundiendo nuestras ideas en abrazos.
Nos sentimos, como reflejo de luz en el mar, hundiéndose en lo profundo.

Que paz aquella de estar juntos, reposando mi cabeza en pecho tranquilo y durmiente, sin angustia ni miedo intimidante, segura es la cariñosa morada.
Soy la gota rubí en una copa de vino, que no teme mostrar su sabor.
Entonces, así me siento yo, como aliento de mar que acaricia, como brisa y flores primaverales.

Me miras diciendo soy feliz, junto al sonido constante de olas que vienen y van, como mis ideas que marchan tras de ti, en medio de pensamientos salados muy dulces.
Pero sucede lo inevitable, el sol nos abandona, las sombras cubren la ciudad.
Buenas noches, niña mía, debemos partir.
Es un minuto dentro de un reloj que me atrapa, que me dice ya es hora, nos separa, nos junta, me lanza lejos, desilusiona.
No hay esperanza, no hay promesas, ahí está.

Añoro las largas caminatas, las conversaciones y esa paz de tardes luminosas. Por eso te digo: Vuelve azul, amarillo nos llama a fundirnos nuevamente en carmines.

martes, marzo 04, 2008

Gráficas.

Acuarela y tinta china sobre papel






Trabajos plásticos

Acuarelas sobre papel hilado.






Trabajos plásticos

Acrílico sobre madera y acuarela sobre papel.





Acuarelas

Acuarelas sobre papel hilado.