domingo, marzo 09, 2008

No Existes...


…ningún poema tiene un efecto
si antes, no lo consideras tú…

Esa mañana, no deseaba nada.
El café sobre la mesita del velador se enfriaba, mientras su olor dejaba la habitación vacía con tintes de soledad triste.
Tampoco se levantaría, tenia su notebook sobre las piernas y aun permanecía en pijama.
Era una mañana de recuerdos no muy dulces.
Normalmente viajaba a través de las distintas paginas Web, observando como se comportaban aquellos que conocía, observando sus alter ego.
La mala memoria le había jugado una mala pasada en los últimos meses, pero ahí estaban todas las manifestaciones, la de los amantes y los estudiantes aventajados, que descubrían el idioma del amor, descrito hábilmente como si fuese una lectura en braile, aquellas palabras que eran solo manifestación de un manoseo en la plaza adornado de poesía.
Por que torturarse con estos escritos se preguntaba, eran como terapia de enfermo que se quiere sanar.
Observaba como el día luminoso se oscurecía de nubes por la ventana
A ella nunca le habían escrito nada, a ella nunca le dibujaron, de ella no hablaba nadie, no era una cajita musical, tampoco enfermera de artes, ni la Beatrice.
Ella no producía nada, ni un impulso eléctrico, sin mensajes al celular, no la pensaban al desayuno, no recorrían los parques buscándole, no la olían, no la sentían, no la añoraban.
Cuanto no daría por ser un chocolatito derritiéndose entre sus piernas, o ser una simple oreja de fiera en fotografía. Ella no era nada y sentirlo de ese modo, carcomía su espíritu.
Ella era la que se toma y se deja, la incondicional siempre disponible, aquella por la que no hay que temer que se vaya, por que es fiel y testaruda.
Mientras sobeteaba su café, pensaba en todas esas cosas e intentaba eliminarlas con los otros recuerdos, esos buenos que podrían salvarla.
Pero era obstinada, tomaba su cuarta taza de café amargo, le temblaban las manos mientras encendía su primer cigarrillo de la mañana. No había podido dormir, los demonios le atormentaban.
Sus celos y rencillas de niña se venían a la mente entre septiembre y flores, cuando creía sentirse amada, cuando en realidad era solo un recurso literario mas, una manifestación de amores a otras que pululaban por el mundo de la red.
Su espíritu desaparecía amargo de lágrimas que se escapaban.
Ahí estaba el uno el otro y el tercero que le prometían amores eternos, mientras que el único a quien entregaba todo su ser, coqueteaba en alter egos artísticos.
¿Todo lo vivido de que servía para ese entonces?.
El café ya estaba frió cuando tomo el último sorbo. Los dedos caminantes sobre su espalda habían dejado de hurguetear su columna rota.
Era una lisiada del amor discapacitada, sin sabor.
Recibió una llamada alegre, el celular nuevamente sonaba, pero su corazón ya no latía, escuchaba al otro lado aquella voz varonil, sin emoción.
A medida que las palabras llegaban a sus oídos desde el otro lado del auricular, sentía como los dedos de sus pies no respondían, tampoco sentía sus piernas, y con desesperación descubrió como sus miembros se hundían e iban fundiendo con sus sabanas. Se esfumaba del todo, ya no comía, bebía, dormía ni nada.
Hoy el café se enfría, ella ya no existe, fue solo un presencia mas, alguien de quien ni siquiera tengo certeza, algún día se escribirá.
Nadie la recuerda, su notebook es lo único que queda sobre su cama.

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