martes, febrero 10, 2009

s/c...





Fue un desastre de marca mayor,
sólo equiparable a la época de paga
para nuestros jefes,
un acercamiento innecesario
entre un féretro
y su cortejo fúnebre,
un chantarse en seco
frente a nuestros propios fracasos;
mira que venir a dejarme flores.







Me duelen las rodillas y los pies
y estoy harto cansado de tener
que meter la guata pa dentro,
juro que esta va a ser la última.







No fue un milagro,
el hombre perdió
una parte importante
de su cerebro,
la malgastó de una
a través de los años;
y aún así se da el lujo
de tragarse un
par de minocas
adolescentes de cuero,
todo relax y tranquilein,
como quien se paletea
en el borde costero,
todo sol, arena y factor 40,
un hombre así
no debiera existir,
pero ¡vive!



...




Sra. María:
su hijo nos resultó un desastre,
lo atrapó la policía,
por tratar de hacerse el lindo
con sus amistades,
todos apóstoles
todos buena tela,
lo dejaron mirando al norte,
pateado entre las piernas,
duramente castigado,
lo subieron y lo bajaron, Sra. María,
aunque bueno,
quizá no ha sido culpa de él,
sino de la curiosa forma en que
ustedes,
han malentendido el amor de los padres,
obligándolo a resucitar por entre todos,
tan poco aleccionado, y tan joven,
haciéndose el harakiri,
intentado comprobarnos sus poderes,
con sustancias,
déjeme decirle Sra. María:
absolutamente ilícitas.







Cuando el pelmazo lloraba,
incluso antes,
cuando se le vidriaban los ojos,
sentí una necesidad
muy humana,
de sencillamente, aplastarle,
la de sacudirlo contra las paredes,
hasta desarmarle sus
cuidadosas trenzas bahianas;
sólo que estaban sus padres,
y a mí, sólo me correspondía
entregarles sus medicamentos.







No hagan caso,
ni tomen
demasiado en serio
estos supuestos,
un relajo penitencial
lo suscribe cualquiera.







La copita en alto
para la foto
y ese gesto laxo,
es el permiso
a pie de página,
para salir corriendo
de este cuarto.







Ahora resulta
que poner por escrito,
todos aquellos apellidos
raros
que se auto convocan,
está fuera de sitio;
pasó de moda
siquiera insinuar
que escriben en difícil,
es mal visto;
ahora resulta que
es un honorable
saludo a la bandera,
el ponerse
a reclamar por algo.



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