domingo, noviembre 22, 2009

s/c...



No me señalen con el dedo no me den explicaciones
la balacera de anoche nada tenía que ver conmigo yo
me preparaba una taza de café con leche, mi hermana mayor
ponía las galletas de esas ricas con crispis.

No por favor, mi madre estaba durmiendo mi padre cerrando la pieza de al fondo, la perra ladraba en dirección del manzano al otro lado de la puerta, una pareja se corría mano; yo esperaba tu respuesta -súper importante- en el Messenger (el chat de Facebook es un asco).

Esa noche llovía a cántaros, había luz en medio de los árboles, el jodido viento hacía pebre el techo, llovía más que la cresta, yo no quitaba los ojos del zinc, me pasaba ene rollos, pensaba en Manila y en la tormenta Ketsana por CNN.

Por fuera ese cuerpo todavía caliente como una bolsa de plasma, la mirada de mártir apostólica sonrosada; los ojos en blanco las manos cruzadas al final de la calle, sólo action painting, sólo dripping con cuática.

No me pregunten de la tendalá me rascaba la espalda, qué ulular merequetengue yo no estaba presente señor, yo le insisto; me preparaba un café con leche, mi hermana ponía de esas galletas ricas con crispis.

Al cabo de un rato tocan a la puerta buscan a mi madre, le piden que rece, que los acompañe, que implore el eterno descanso del alma, mi madre se arregla se peina, no va a salir así nada más en la tele.

No se habla en CNN del suceso, pero igual una mujer llora y hay desconsuelo en el barrio de negro, se ha suspendido una completada y una lota es reprogramada, se desocupa la nave central para el féretro, y comienzan a juntarse las coronas para el sepelio donde el hedor es insoportable.


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