viernes, marzo 27, 2009

s/c...



No es que me impactaran los calzones
de esa negra de cómo 4 metros,
de hecho, ni siquiera la roce ahí entremedio
-del transporte público-
de veritas que me dio, como cosita al verlos

iba acompañada por un tipo desgarbado
y espinilludo, unos 40 cm. + pequeño,
quien se puso de lado justo al medio,
leptosomo y en apariencia histérico,
con un temblor de manos, inquieto,
asomagado, como suéter viejo

yo me quede un tanto lelo,
luego de que ambos
se bajaron del coleto
porque… ¡OH! (suspiro-bostezo)
mi inocencia es inocencia,
pero en serio

me invadió un extraño sentimiento,
como el de haberme topado
con alguno de esos traslúcidos pañuelos,
en realidad
la realidad sufriría un vuelco:

un mínimo calzón del tipo para eventos,
medio tornasol
a las luces amarillas del cerro,
todo fúshila,
hallábase toditu abandonado
en el asiento

como una breve constatación filosófica
-¿qué duda cabe?-
del devenir atrabiliario del tiempo,
y en eso,
que no he vuelto a tener noticias,
de aquel enigmático
y abandonado implemento.



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