sábado, agosto 06, 2011

Textos.





Ella es la que baila la delicada la virgen, en verdad estábamos equivocados rogando hacia una imagen imparcial y equivocada

En verdad nuestras oraciones debían de ir en dirección de esta otra mujer mas sencilla sin slogan de por medio sin representantes de aureolas o personas revoloteando a su alrededor

Ella tiene un candor de estrella un cometa de labios unas manos que son escandalosas
Su baile es inmortal y nos hace perpetuamente el amor.





Hagan un espacio dentro de sus almas
Hagan un fuego sencillo y no se asusten
No se asusten ni a los pocos que hemos logrado convocar
El amor que es un ritual en grupos de estrellas y c/ arco iris
Rara vez aparecen juntos
Una indiscreción porque las aves les salen volando a los felices
Ya no somos ni estaremos + felices
El sol sale ella canta en una flauta de abedul entre las manos
Mucha gente se ha hecho estas preguntas tanto tiempo
La verdad esta siendo desgreñada en un cementerio
Aquellas flores no aparecen más ya no hay un féretro
Una luz de carro se hace la desentendida hacia el final del túnel.





El médico lo ha dicho: vas a salvarte
Tu muerte no será una desaparición sencilla
Tendrás que invertir más tiempo en tu sepelio
No es cosa de llegar e improvisar lo que ha soñado tu cuerpo
Pues del sueño -es evidente-, nada se ha sacado en limpio
Que se lo contaras a tu madre y a tu pareja a través del teléfono
No va ha conseguir que los efluvios del destino te pesquen
O las gárgolas de piedra, te presenten sus respetos
No basta con subirse a esas micros -locomoción del acabose-
Nadie dijo que el final del tiempo sería una empresa sencilla
Hay que gastarse las yemas de los dedos como ascensorista
Rozagante y como nada, cuando menos hasta el piso veinte.





No hay gloria en la pintura chilena
Ni una experiencia arriba de la micro
Alguna madre atropellada
Un perro amable envenenado
Gestos, morisquetas de una belleza descomunal
Masivos asesinatos crueles como otrora.





Maravilla lo visible, piensa el hombre
Una curvatura agradable en la avenida
Una cara redonda y risueña en la calle
Una pantorrilla
Un pie descalzo, una mano sencilla
Una mirada desatenta en la micro
Un escote en V
Un par de pestañas negras
Dos o tres mechones, algunos bucles
Un tirante de aquellos blancos, o transparentes
Una sonrisa para aquella
Que le espera sonriendo
Un aire marino, o una brisa en el puerto
Un viento anaranjado del otoño amarillento
Piensa el hombre, en el mirar no hay engaño
Piensa el hombre mientras avanza
No él sino a ratos, su patidifusa biología.


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