sábado, noviembre 24, 2007

S/C...


Dónde fueron empacados nuestros besos

resguardados, puestos al abrigo,

dónde los abrazos despojados de su encuentro,

dónde nuestros cuerpos de memoria abandonados


porque ocurre que te quiero

y ya no canto

ni hablo, ni oigo voces dentro,

ni disfruto del trabajo o duermo,

ni el instinto en la palabra me resulta

ni me salgo de mi cuerpo ni me adentro


la penumbra hace su nido

en las labores domésticas

no en el amor sino en su sombra,

hace su inesperada aparición a veces

en la cocina, al almuerzo, en el lavado de ropa


me retuerce, retira, me toma,

me hace pebre de una,

no me deja libre a sol ni a sombra,

no se aprende de mi nombre, más que sus iniciales.


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