lunes, noviembre 05, 2007

S/C...


Inunda el sol, al día que se abre,

y las sienes calientes se enervan


y te escucho al entrar

y al salir de una ducha celeste


como si un ritmo exánime, te

descorriera las cortinas leves


en medio de un calor de dunas,

donde hasta el viento enmudece


y la palabra luz que penetra

deslumbra


y zozobra en las habitaciones,

como una ola suave


y el aire en tu cuerpo espejea y relame

en su bahía, como una voz presurosa.


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