lunes, diciembre 17, 2007

El sucio, cochino y vil dinero…

Así dirían muchos, que es sucio, que es malo en exceso, pero pucha!!. De que es bueno para solventar todos aquellos placeres de la vida, lo es.

Claro, por que si la plata te sobra, no haces las cosas por plata, es simplemente placer, aunque también puede ser ganas de tener más plata.

El hecho es que muchos lo desprecian, pero al mismo tiempo le anhelan.
Es un buen medio para pasar una buena vida, el problema se suscita cuando es más importante que las personas que están a nuestro alrededor.

Ni siquiera nuestras madres se salvan de aquello, ellas, las mismas que creemos que nuestros hijos son lo mas grande.
Vivimos preocupadas de la plata y calando hondo en las pequeñas mentes de nuestros niños.
Estamos al pendiente de cuanto se gasta, como se gasta y creemos que lo estamos haciendo muy bien… el presupuesto familiar alcanza, y si nos pasamos algo, se gasta algo mas de electricidad o de agua recurrimos a viejas frases aprendidas desde tiempos pretéritos, nuestras abuelas castigadoras.
Apaga esa luz, acaso crees que me cuestan bolitas de mono!.
No me importa que estés terminando tu trabajo, pudiste hacerlo mas temprano!
Te voy a cortar la luz!, te dejare sin Internet!.
La plata es mía y hago con ella lo que quiero!.
Mientras vivas bajo mi techo usted se debe acomodar a mis normas.
La puerta es bien ancha, si es que se quiere ir, se viste y se va.
Somos manipuladoras, insufribles carcelarias del vil billete.

El billete…
Por otro lado pensaba en los hombres. Pensaba en los hombres y en su relación con las mujeres y el dinero, pensaba en el grupo de los hombres, para los que una mujer que gane dinero, tiene 2 significados.
Primero el cafiche, ese personaje que le importa un comino o peor, desconoce la palabra vergüenza. Se aprovechara al máximo de aquella mujer que seguramente le entregara hasta el último centavo por amor, hasta que se encuentre una más rica (en todo sentido).

Segundo el machista, que existe en distintos grados, el asumido y el encubierto.
El machista asumido de frentón intentara que su mujer, solo se dedique a eso, ser su mujer. No será necesario que trabaje, y se dirá frases como ¿para que quiere trabajar?, si ella quiere algo me lo pide!.
Y cuando ellas le piden algo dicen cosas como:
¡Oye acaso crees que la plata sale de los árboles!,
¡ Nononono, para que quieres un perfume, acaso tienes otro hombre!.
¿Otro par de calzones?, cómprate esos baratos no más.

El machista encubierto, en cambio, será todo un caballero e intentara pagar todas las cuentas aunque se quede en la banca rota, se sentirá frustrado por no participar como ella en la adquisición de bienes para su disfrute.
Suenan lindos, sin embargo son los peores, son justamente aquellos con los que erróneamente nos emparejamos aquellas féminas que queremos algo de independencia monetaria.
Viven frustrados cuando están junto a mujeres que ganan más que ellos, terminan destrozando el amor, solo por la falta de dinero.
Transforman ese medio para lograra cosas que ayudan a la felicidad, el dinero, en un fin en si mismo. Lo que termina siendo fuente de amargas discusiones y de que nosotras, ni siquiera queramos hablar de platas para no sentirnos podridas, pues les queremos.
Son los hombres que nos traumatizan, los que sin querer queriendo nos hacen sentir menos, pues nos apocamos solas, para no hacerlos sentir mal.

Finalmente, si, el dinero no es malo, malos somos en las frases que decimos en su nombre, olvidando el amor a nuestros cercanos.

PS: Yo si quiero mas plata!!!

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