jueves, diciembre 06, 2007

Lo Malo... No Puede Ser Peor

Ella, era una mujer, cansada y aburrida de la falta de respuestas “románticas”, que en este mal día había decidido ya no ser más la chica buena que siempre era.
Se decía:
-Las buenas personas no llegan a ninguna parte y salio de su casa.

En su entrada había un perro, de esos vagabundos pequeños, al que normalmente le hubiese dado algo de comer, hoy en cambio, era más provocador darle de patadas.
Y así lo hizo,
Lo que no se esperaba, era que el animal reaccionara como un loco.
Desaforado y furibundo respondió la caricia mal puesta en su cola con una mordida en el tobillo. Así que se fue a urgencias, después de despegar al can de su pierna.
Tomó un taxi, que se dio vueltas por casi toda la ciudad antes de llegar a destino.
El chofer muy descarado, además de cobrarle un ojo de la cara, quería que le cancelara por la mancha que le había dejado en el tapete. Una mezcla entre grasa vieja y sangre resbalando por ella.
Y ella se decía:- No tengo porque pagarle a este animal.
Así que se bajo ofuscada y adolorida después de cancelar solo el pasaje, cerrando de un gran golpe la puerta y sin darse cuenta que su vestido se había quedado atascado. Partió el negro amarillo y su conductor ni se inmuto por ella, que casi sin vestido se quedo botada en el suelo.
Con las rodillas raspadas, el tobillo sangrando y la dignidad a 40 km/hora, entró a urgencias.
Le dieron un número, lo suyo no era tan urgente.
Mientras miraba distraída, a su lado se puso un tipo que había llegado ebrio con una puñalada en la pierna.
Ella tomo su bolso fuertemente entre sus brazos tratando de protegerlo y cubrir sus muslos, mientras que con su mano derecha sujetaba su celular.
El tipo se percato de la situación, entonces fue que forcejeando fuertemente le quito lo único que le cubría.
El tipo al parecer no estaba tan mal, o estaba acostumbrado a andar cercano al coma etílico, el hecho es que le quito el bolso y salió corriendo como si nada.
Ya sin bolso, documentos, ni dinero, le atendieron como a cualquier vagabundo indocumentado. Se adelantaron y le prometieron 40 inyecciones por la mordida de perro.
A estas alturas, solo le quedaba su celular, no tenía a quien llamar, estaba sola en la ciudad, solo tenía el número de aquel que no le daba respuestas románticas.
Al llegar, el la encontró sentada y sucia como una niña que se ha metido al barro y le dijo:-Finalmente.
Ella respondió-Finalmente
El sonriendo le indicó-Viste, hubiese sido mejor vernos esta noche… por lo menos ya te vi las piernas.
Salieron caminando del lugar en ruta al automóvil que los esperaba.
El le señaló:-¿Ahora que?
Ella riendo le respondió- Nada.
En aquel mismo lugar había un vagabundo pidiendo pan a quien ella le regalo su teléfono y luego se fue por su lado.

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